lunes, 27 de abril de 2015

ARTESANIAS

Una actividad artesanal muy importante y antigua de Eloxochitlán, es la elaboración de chitates.  Es el único lugar de la Sierra Mazateca que aún conserva esta ciencia artesanal. Los chitates grandes son utilizados comúnmente para transportar en ellos las cosas que fácilmente se aplastan al cargarlas. También se utilizan para la pizca, y para escurrir el café cuando se lava. Los chitates chicos son utilizados para el corte del café y también para la siembra.

Las mazatecas fajan estrechamente el enredo alrededor del cuerpo y, empezando por la cadera derecha, doblan un único tablón hacia atrás. Compran ceñidores en el mercado o los sustituyen con un paliacate o cualquier cinta de tela.
Se peinan con raya en el medio; dejan caer las dos trenzas en el pecho y las entretejen con listones negros, que amarran al final con dos asas grandes, sin moño.

El tapete

Uno de los mas llamativos artículos artesanales de esta región:se juega con dos colores sobre un fondo uniforme. La composición se organiza sobre líneas longitudinales y una figura central que es el desarrollo vegetal complicado y fino. Este mismo motivo es la base de dos bandas anchas que lo repiten en forma continua, pero enriqueciéndolo con figuras de pájaros y palomas. Completan el diseño figuras inspiradas, en cuya nervadura central se implantan simétricamente figuras fóliales y pequeños temas geométrico tomados del antiguo huipil mazateco.
Al recoger en el tapete mazateco la letra y, sobre todo, el espíritu de la tradición artística de este grupo étnico, se rescata un valor en trance de desaparecer pero se le resalta y vivifica aplicándolo a la elaboración de un producto de alta calidad, funcional, arraigado en un pasado remoto cuya antigüedad, por su fondo humano, se ajusta a las necesidades cambiantes del tiempo moderno.
Ropa de manta

Los tejidos y bordados son elaborados con la técnica de pepenado, con ayuda de aguja e hilo de distinto grosor, y en el telar de cintura, el cual se denomina así porque el remate del entrelazado del hilo se hace con el cuerpo de la tejedora; es decir, la mujer hace fuerza con sus manos y el resto del cuerpo para jalar el telar que se encuentra colgado ya sea del techo, la pared o un árbol, como se aprecia en las láminas del Códice Mendocino y Florentino.
En la indumentaria cotidiana de los grupos indígenas contemporáneos se bordan y/o tejen figuras geométricas, de animales y/o flores; aunque los cortes de la tela son similares, cada región se distingue por el colorido y los adornos extras en su ropaje.
Las telas utilizadas en la época prehispánica se elaboraban con fibras de obtenidas de plantas como la ortiga, yuca, palma y maguey, el algodón era exclusivo para la clase gobernante y los guerreros.
Los lienzos tejidos eran teñidos con tintes naturales obtenidos de la grana cochinilla (tono carmín), del molusco marino (púrpura) y de las plantas del género Indigofera (índigo o añil), de estos tres se obtenía la diversa gama de colores.
Vasijas con barro

Se coloca una bola de barro encima de la rueda o torno y el ollero da forma a la pieza que quiere obrar. Para conseguir la misma altura y diámetro de las piezas, se ayuda con unos trozos de madera o caña de diversas medidas. La pieza se retira de la rueda cortándola con un hilo muy delgado de hierro.
Después se ponen las asas a la pieza y se seca. Una vez secas, se le da un baño de barniz al interior. Después se colocan, de forma que no se toquen la una con la otra, dentro el horno para la cocción definitiva. Antiguamente los hornos eran de leña (horno árabe), hoy han sido sustituidos por los de gasoil, propano o electricidad. Una vez apagado el horno, se deben dejar enfriar las piezas antes de sacarlas. El proceso se ha acabado y ya se pueden utilizar.

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